Melchor Núñez Pérez

Melchor Núñez Pérez
Biólogo. Ha sido profesor y director del Instituto de Enseñanza Secundaria Viera y Clavijo de La Laguna. Nacionalista constitucionalista y autonomista. Consejero del Cabildo Insular de Tenerife en cuatro mandatos. Ha sido viceconsejero de Políticas Sociales e Inmigración del Gobierno de Canarias desde julio de 2011 a enero de 2013.Coautor de diversos libros de Bioloia y Geología para Bachillerato y del libro "La neutralidad de Canarias" (1986).

Cañada Blanca, isla de Tenerife.

domingo, 11 de marzo de 2012

Ernest Shackleton



Sur es la obra en la que el irlandés Ernest Shackleton narra uno de los sonoros y legendarios "fracasos" de su aventura exploratoria antártica. Su relación con la Antártida había comenzado en 1901, cuando participa en la expedición comandada por Robert Falcón Scott, a bordo del Discovery, que alcanza los 82º 16º Sur, el punto más austral al que se había llegado hasta entonces. En 1907 capitanea un viaje a bordo del Nimrod. Una vez en el continente, después de largas y penosas jornadas de marcha, debe regresar con sus compañeros, cuando estaba solo a 180 Km. del Polo Sur geográfico, que el noruego Roald Admudsen conquista en 1911. Shackleton vuelve a la carga en 1914, al frente de la Expedición Imperial Transatlántica, a bordo del Endurance. El objetivo de la expedición era atravesar la Antártida desde el mar de Weddel hasta el mar de Ross, pasando por el Polo Sur, recorriendo una distancia de 2900 kilómetros. La expedición, de veintinueve miembros, no lo consigue. Las duras condiciones climáticas de aquel año hacen que los bloques de hielo aprisionen su barco hasta aplastarlo. La expedición debe sobrevivir durante más de un año entre y sobre bloques de hielo, la isla Elefante y las islas Georgias del Sur. Parte de sus miembros, incluido Shakleton, navegan durante semanas por un mar embravecido, en un bote de siete metros de eslora a la búsqueda de un lugar en el que encontrar ayúda. En el libro, Shackleton narra una increíble caminata de 36 horas ininterrumpidas a través de cortadas montañas y glaciares de la isla Georgia del Sur hasta llegar a una estación ballenera habitada. Rememorando su aventura describe así ese momento:

"Habíamos arrojado la azuela desde la parte superior de la cascada así como también la bitácora y la cocina envueltas en una de nuestras camisas. Eso era todo, salvo nuestra ropa mojada, que traíamos de la Antártida, donde habíamos entrado hacía un año y medio con un barco sólido, equipos completos y grandes esperanzas. Esas eran cosas tangibles, pero nuestros recuerdos eran ricos. Habíamos atravesado la apariencia de las cosas externas. Habíamos sufrido, pasado hambre y triunfado, nos habíamos arrastrado y habíamos apresado la gloria, habíamos crecido en la inmensidad del todo. Habíamos visto a Dios en Su esplendor, oído el texto que nos brinda la Naturaleza. Habíamos llegado al alma desnuda del hombre".

No se puede expresar mejor el sentido último de una vida dedicada a la exploración. Las cenizas de Shackleton, que murió con menos de cincuenta años a bordo del Quest, reposan en la isla Georgia del Sur, por deseo de su viuda.

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